Filantropía y altruismo son conceptos utilizados como sinónimos; sin embargo, cada cual, filántropo y altruista, presentan algunas diferencias en cuanto a sus motivos y el resultado de sus acciones en el interés de ayudar a las demás personas. Crea círculos de positividad y aprende cuál es tu mejor forma de contribuir.
El altruismo, esencia de la filantropía
[Las personas] […] dependen de la cooperación, y la naturaleza les ha dotado, es cierto que no del todo bien, con el aparato instintivo del que puede surgir la cordialidad necesaria para la cooperación. El amor es la primera y la más común de las formas de
emoción que facilitan la cooperación […]
Bertrand Russell
El altruismo es una expresión más elaborada de este rasgo de la humanidad: la cooperación. Existe un debate sobre si el altruismo es algo natural o aprendido. Lo cierto es que la capacidad humana de ayudar a los demás sin esperar algo a cambio ha sido crucial para la supervivencia de la especie.
El concepto de altruismo fue definido por Auguste Comte en el siglo XIX por oposición al egoísmo, como la tendencia o impulso interior de las personas a ayudar a los demás de forma desinteresada.
Las miles de personas que salieron a ayudar a las víctimas de los sismos de 1985 y 2017 son, quizás, el ejemplo más claro de altruismo y solidaridad que los mexicanos hemos vivido; pero el altruismo también se puede observar en las pequeñas acciones, como ayudar a un anciano a cruzar la calle o apoyar a una joven para cambiar la llanta averiada de su auto. Todos ellos forman actos que, caracterizados por un espíritu de solidaridad, se realizan de forma no anticipada y surgen del instinto (¿o el aprendizaje?) de cooperar.
Filantropía, expresión de amor por los demás
De origen griego, el término filantropía significa «amor por la humanidad» y se usa como sinónimo de altruismo. Desde una perspectiva general, es cierto; sin embargo, tal como ha evolucionado el impulso de las personas por ayudar a sus semejantes, así también la filantropía puede repensarse como un concepto con ciertas diferencias respecto al altruismo.
En la actualidad, la filantropía es caracterizada como un conjunto más organizado de expresiones de cooperación humana. El término es utilizado con una connotación de ayuda más sistemática a partir de la recolección y posterior dispersión de recursos a iniciativas y causas específicas mediante fundaciones, organizaciones de la sociedad civil y otros movimientos sociales.
Una manera de entender la filantropía es verla como un «[…] privilegio más que como un deber», diría Rockefeller, pues las causas filantrópicas son financiadas por los recursos que “sobran” a sus benefactores y que son destinados a todo tipo de acciones.
Se podría definir la filantropía como una forma de altruismo organizada en torno a diferentes preocupaciones. Es una forma de ayudar al cooperar con fondos para tratar de contribuir a la atención de problemas, como la educación, la salud pública, el ambiente, la pobreza o el arte; por recordar algunas de las muchas áreas donde las causas filantrópicas participan hoy en día.
La filantropía implica un orden sistemático, a diferencia del altruismo, que surge de una probable combinación del instinto de cooperación y el aprendizaje de la solidaridad, y que puede verse como una forma más impulsiva y menos razonada, como podría entenderse el ejercicio de la filantropía.
Bill Gates señala que «[…] la filantropía efectiva requiere mucho tiempo y creatividad, el mismo tipo de enfoque y habilidades que requiere la construcción de un negocio». Es decir, la filantropía es la práctica del altruismo sistemático.
Experimenta la gratitud de dar
Cuando el Dalai Lama nos recuerda que la «[…] raíz de todo bien crece en la tierra de la gratitud» busca expresar que debemos agradecer todo aquello que tenemos, que somos y, sobre todo, aquello que compartimos. El altruista y el filántropo tienen en común el deseo de dar porque en ello experimentan el agradecimiento de ser útiles y de bien para la sociedad.
El hecho de dar aquello que te nace en beneficio de los demás sin recibir nada a cambio es la forma más virtuosa de agradecer. Quienes ayudan a los demás sienten la satisfacción de saber que están haciendo el bien, que contribuyen a una causa favorable a los demás, y los lleva a sentirse útiles, produciendo una gran energía positiva.